Día tras día, vemos a la gente con la misma cara larga, preocupados en su mayoría por la famosa crisis. Es algo a lo que no escapa nadie, adolescentes que ven turbado un futuro más incierto que nunca, jóvenes universitarios que siguen estudiando para algún día, poder demostrar sus conocimiento. Técnicos, diplomados y licenciados que no encuentran el lugar en el que destacar, y por encima, el gran conjunto de trabajadores de todos los sectores que se preocupan por su estabilidad.
Que sí, que no es la mejor época de nuestra vida, pero tampoco la peor. Cada día somos más solidarios, nuestras amistades siguen igual de inquebrantables y nuestras familias siguen unidas.