Tras tener un hijo que murió al poco de nacer, Fernando, acusado por la edad, tenía problemas para "mantener el cuartel en alto" o lo que es lo mismo, sufría impotencia, así, las damas de la corte dieron a Germana soluciones que devolviesen la potencia al rey. El más habitual eran los testículos de toro, pues se creía que trasmitían las cualidades del animal. Pero fue otro afrodisíaco el que se llevo la vida de Fernando.
La cantárida, un tipo de escarabajo, fue la que llevo a Fernando a la tumba, pues al consumirse por vía oral, su toxina irritaba las vías urinarias provocando la erección. De ahí que se creyese que era un poderoso afrodisíaco.
Fernando pensó que había descubierto la panacea y que su suerte sería infinita, así que empezó a tomar los diferentes remedios, para así intentar dejar el "pabellón" bien alto. Pero todo se torció y a partir de 1513, el rey Fernando, un hombre de salud envidiable hasta la fecha, comenzó a enfermar.
Es más que probable que el exceso de afrodisiacos, y en especial la cantárida,hicieran que el rey muriese dos años después, supuestamente por una nefritis bastante aguda.
Está claro que el abuso de estas sustancias dio a Fernando un último empujón a su virilidad, aunque inevitablemente también le empujo a la tumba.
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